Esta semana estoy hablando de algunos mitos.
Hablo de los típicos videos que de vez en cuando nos llegan al móvil porque alguien ha oído a alguien decir que “tal cosa” que parecía sana es, en realidad, indigesta, o causa alergias, o es la nueva madre de Satán.
No los culpo.
Es legítimo hacerse esas preguntas.
Internet es el lejano oeste y hay mucho forajido que parece un sherif pero, en realidad, solo es un forajido.
Y de los forajidos hay que huir.
El mito de hoy es antiguo:
¿Es indigesta para cenar la lechuga?
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Yo sé que esto suena a mito a la legua, pero quien me lo planteó la última vez es alguien que de salud sabe bastante y encima me lo envió como preguntándome si sería verdad, en ningún caso dándolo por hecho o creyéndoselo.
Y pensé que eso era una buena actitud.
Pensé que siempre está bien poner en duda lo que haga falta y, esto, que parecía a toda vista una falacia porque parecía lógico, pues convenía responderlo.
—Lo mismo —pensé— aprendo algo y luego lo cuento en la newsletter.
He de decir que no ha sido tan fácil encontrar estudios científicos sobre la lechuga como lo fue con la fruta.
Veamos…
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La lechuga es baja en calorías y rica en agua, lo cual generalmente la hace fácil de digerir. Aunque se menciona que algunos tipos de lechuga pueden causar molestias digestivas en personas sensibles debido a la presencia de fibras insolubles, no hay evidencia científica concreta que respalde la afirmación de que la lechuga es indigesta específicamente por la noche (Nicolle et al., 2004).
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En el artículo "In vitro gastrointestinal digestion of crisphead lettuce: Changes in bioactive compounds and antioxidant potential" se estudia cómo cambian los compuestos bioactivos y la capacidad antioxidante de la lechuga crisphead después de ser digerida. Aunque no menciona específicamente la cena, el estudio destaca que la lechuga mantiene su estabilidad en compuestos bioactivos y actividades bioactivas durante la digestión, lo cual podría influir en su digestibilidad en cualquier comida, incluyendo la cena (Ketnawa, Suwannachot & Ogawa, 2019). Eso más bien apoyaría su consumo, en vez de lo contrario. Sigamos…
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En el artículo "Phytochemicals, Nutrition, Metabolism, Bioavailability, and Health Benefits in Lettuce—A Comprehensive Review", se discuten las propiedades nutricionales de la lechuga y cómo sus componentes pueden ser liberados y alterados en el sistema digestivo. Este artículo puede dar una visión más completa sobre cómo la lechuga interactúa con el proceso digestivo, aunque no se centra exclusivamente en la cena (Shi et al., 2022).
¿Eso qué significa exactamente?
Pues que la lechuga es una verdura de hoja verde nutritiva con beneficios para la salud debido a sus compuestos bioactivos, bioaccesibilidad y biodisponibilidad, lo que la convierte en una fuente de alimento versátil para diversas aplicaciones.
Sobre su digestibilidad en las cenas no dice nada.
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COnclusión que saco:
La idea de que la lechuga es indigesta para cenar parece ser más un mito que una afirmación respaldada por la ciencia.
La evidencia disponible no respalda la idea de que la lechuga consumida en la noche cause indigestión de manera específica o significativa, PERO…
PERO…
PERO…
Vuelo a lo de ayer.
Vuelo al intuitive eating.
¿Cómo te sienta a ti?
Una vez que conoces la evidencia científica y tienes un buen fundamento, es momento de apartarla y hacerse preguntas con calle.
¿Cuál es tu verdad?
¿Cuál es tu ciencia?
PD - Yo suelo comer ensalada casi todas las noches. Como fuente de hoja verde cruda suelo variar: unos días espinacas, otros mezclum, otros canónigos y rúcula, otros una mezcla de espinacas y rúcula, otros brotes verdes y otros la mítica lechuga. Hasta el día de hoy, y teniendo en cuenta que mis hábitos me han llevado a tener una microbiota bien equilibrada (aunque, como siempre, con margen de mejora), no puedo decir que la lechuga en mi caso sea indigesta para cenar. Mañana más.
Quizás está más relacionado con la forma de comerlo. Rápido y abriendo mucho la boca, lo que puede llegar a generar muchos gases