¿Fruta de postre causa malas digestiones?
El otro día, alguien cercano me pasó un video de lo que parecía ser un doctor hablando de la incorrecta forma de comer la fruta.
Lo vi.
El tipo lleva americana y habla con confianza: mezcla explosiva para creernos lo que sea que diga.
Lenguaje corporal impecable… (me saltan las alarmas rojas en mi cabeza que dan vueltas sin parar mientras suena una sirena muy molesta de fondo).
El tipo viene a decir que la fruta de postre en las comidas irrita el píloro y que eso provoca un vaciado del estómago prematuro haciendo que la digestión llegue antes de hora al duodeno, es decir, al intestino.
¿Consecuencia?
Malas digestiones, hinchazón, gases, distensión, diarrea…
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Me llegan videos así de vez en cuando o me lanzan preguntas porque alguien ha oído a alguien decir que “tal cosa” que parecía sana es indigesta, o causa alergias, o es la nueva madre de Satán.
No los culpo.
Es legítimo hacerse esas preguntas.
Internet es el lejano oeste y hay mucho forajido que parece un sherif pero, en realidad, solo es un forajido.
Y de los forajidos hay que huir.
Al principio me sonó a mito, pero quien me lo mandó, insisto, es alguien cercano y encima de salud sabe bastante y encima me lo envió como preguntándome si sería verdad, en ningún caso dándolo por hecho o creyéndoselo.
Y pensé que eso era una buena actitud.
Pensé que siempre está bien poner en duda lo que haga falta y, esto, que parecía a toda vista una falacia porque parecía lógico, pues convenía responderlo.
—Lo mismo —pensé— aprendo algo y luego lo cuento en la newsletter.
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Así que hice lo que un buen científico hace, busqué artículos científicos que hubieran estudiado casos de consumir fruta después de las comidas.
Este es el resumen de lo que encontré:
Impacto positivo en la salud digestiva: Un estudio encontró que el consumo de frutas y vegetales, incluidos como postre, tiene efectos beneficiosos en la salud gastrointestinal y puede jugar un papel protector en la prevención de cáncer gástrico (Wang et al., 2014). Otro estudio indicó que los polifenoles de las frutas liberados durante la digestión no causan síntomas gastrointestinales significativos (Gallo et al., 2009).
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Producción de gases relacionada con algunos tipos de frutas: El estudio de Hickey et al. (1972) mostró que ciertas frutas y jugos de frutas, como el jugo de manzana y uva, pueden aumentar la producción de hidrógeno y gases en el intestino, lo que podría explicar la percepción de peores digestiones y más gases.
El problema de este artículo es cuando les la letra pequeña a lo que se refiere realmente, al zumo de esas frutas, no a comértelas enteras. En concreto habla del zumo de manzana, el zumo de uva, las pasas y los plátanos. Y dice que aumentan la producción de gases intestinales, mientras que el zumo de ciruelas pasas provoca diarrea y un gran aumento del hidrógeno en el aliento. Sí, habla del plátano, luego te comparto mi experiencia con el plátano. Sigamos…
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Mejora de la motilidad intestinal y reducción del estreñimiento: La fibra y otros componentes de las frutas pueden mejorar la motilidad intestinal y reducir el estreñimiento, lo que es beneficioso para la salud digestiva en general (Katsirma et al., 2021).
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Conclusión que saco:
Según la evidencia científica, el consumo de frutas como postre no parece irritar significativamente el duodeno o el píloro ni causar peores digestiones en general.
Aunque ciertas frutas pueden aumentar la producción de gases, el efecto varía entre individuos y tipos de frutas.
Lo que sí está claro es que el consumo de frutas tiene efectos positivos en la salud digestiva y puede ser parte de una dieta saludable.
Ahora viene un nuevo problema…
Muy bien esto de la evidencia científica.
Si cierro aquí el mail de hoy, mis compañeros me darían palmaditas.
Diríamos:
“Mira qué bien, ahora ya podemos responder a esa pregunta del forajido ese que sale diciendo que la fruta de postre irrita porque le hemos restregado la verdad científica por la cara, ¡toma esa forajido!”
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Ya…
Bueno, lo que pasa (y esto le va a volar la cabeza a alguno) es que buscar artículos no es suficiente.
Falta la calle.
Hablo mucho en mis mails de tener calle pero es que, jolín, es que es muy muy importante.
En este caso me refiero a que conviene que nos hagamos unas preguntas:
¿Yo cuando como fruta de postre, me duele la tripa? ¿He probado a comer un día sin fruta de postre? ¿He probado al día siguiente a no comerla? ¿Hay diferencia? ¿He notado algo?
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Aunque hacernos estas preguntas después de ver esos videos que circulan por nuestros móviles nos puede hacer caer en el sesgo del “tipo de la americana que habla con confianza”, merece la pena hacernos esas preguntas honestas.
Sin que influya el tipo de la americana y el lenguaje corporal impecable que parece un sherif.
Yo me las estoy volviendo a hacer porque como 3 frutas al día.
No creo en los mandamientos, pero sí en las pautas generales.
Como escuché decir una vez a un filosofo decir: “su ejemplo no es una representación de la verdad, pero sí apunta en su dirección claramente”.
La recomendación de consumir 5 raciones entre frutas y verduras al día es algo que a mí, particularmente, me funciona muy bien y apunta claramente en dirección a una verdad: me encuentro muy bien.
Es sano. Y sé que me ayuda a cubrir todas mis necesidades nutricionales junto al resto de mi alimentación.
Esto no es otra cosa que lo que ahora se conoce con el anglosajón nombre de intuitive eating.
Parece que los términos en inglés nos llaman más la atención, pero en esencia es esto de lo que hablamos hoy (y hablaremos mañana y pasado):
¿Cómo te sienta a ti?
Una vez que conoces la evidencia científica y tienes un buen fundamento, es momento de apartarla y hacerse preguntas con calle.
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Ahora…
¿Cuál es tu verdad?
¿Cuál es tu ciencia?
PD - Yo como 3 frutas al dia y me sientan bien. la fruta es un regalo de la naturaleza. Medicina natural y no como la que venden envasada, también conocida como “suplementos”. Una bomba de vitaminas y minerales. ¿Tiene azúcar? Sí, claro. Y fibra. Y mucha más agua que azúcar o fibra. Y es buenísima. Y consumir fruta está, no lo dudes, en el equipo de lo sano. Por cierto, suelo comer plátano a mediodía y todo fenomenal, así que el estudio ese de Hickey, en mi caso, en mi calle, no se confirma.