Ayer te hablaba del ácido fítico, un antinutriente presente en la avena y que, si no la remojas por la noche, puede impedir que asimiles otros nutrientes de la avena o incluso que te dé malestar digestivo.
¿Tenemos que entrar en pánico con los antinutrientes y temerlos como si fueran la peste?
Rotundamente NO.
¿Si no remojas la avena puede producir gases, colon irritable, inflamación e incluso intestino permeable?
Pues aunque hay personas en internet diciendo eso, lo siento, pero no he encontrado evidencia que lo apoye.
Pero sí es cierto que si padeces alguna de esas condiciones, te vas a beneficiar mucho de remojar la avena o de cocinarla.
¿Pero no reducía la absorción de hiero y zinc presentes en la avena?
Sí, pero es irrelevante si llevas una alimentación variada.
Si llevas una alimentación vegetariana, entonces sí me parece necesario.
O si no llevas una alimentación variada en general.
Si llevas una dieta alta en ultraprocesados y no muy rica en verduras, proteínas y grasas de buena calidad, entonces más te vale aprovechar el zinc y el hierro que te ofrezca la avena.
Bueno, en realidad esto es absurdo. Lo interesante es darse cuenta de eso y cambiar la alimentación, no cambiar la forma en que comes la avena.
Además de que no creo que una persona que lleve ese tipo de alimentación, desayuna avena, la verdad…
.
.
Además, hay que tener en cuenta otra cosa importante.
Los copos de avena que se venden en nuestros supermercados, especialmente los copos que en su envase aparece la palabra “bio” por algún lado, están ya tratados.
Es decir, no están crudos.
Es decir, ya no tienen tanto ácido fítico.
.
Ahora…
Toca llamar a mi madre de vuelta.
—Mamá, resulta que lo del antinutriente de la avena es más complejo de lo que parece.
—¿Pero ya la estás remojando?
—Escucha, resulta que con la alimentación tan variada que me preocupo de llevar, pues que no absorba el 100% de hiero y zinc que van en la avena no es una pérdida importante. Nada que no supla con otros alimentos, por ejemplo, espinacas, carnes, todas las legumbres que como…
—¿Pero ya la estás remojando?
—Eh… Escucha. Además, la avena que compro es bio y tiene menos ácido fítico.
—Pero, ¿y lo del almidón?
—Eso es verdad. Sí que es verdad que el ácido fítico disminuye la velocidad de digestión del almidón y yo que tengo un estómago sensible igual debería probar…
—…a remojarla.
—Sí.
—Ya te lo decía yo.
—Eh… Ya. Sí.
.
.
Bien.
Llegados a este punto, quiero que te quedes con estas cosas.
Comer avena sin remojar es totalmente seguro.
¿Por qué podría no hacer a caso a mi madre y seguir igual de bien?
Porque a día de hoy, aunque tenga un estómago sensible, no tengo ninguna enfermedad intestinal.
Claro, en un mundo donde quien más quien menos tiene una microbiota desequilibrada, con principios de SIBO y otras historias…
…pues igual ayuda tomarla remojada.
Pero si ya comes bien y tu intestino funciona bien, la avena es un alimento nutritivo. Su contenido en antinutrientes no es problemático para la salud y lo puedes tomar con seguridad y tranquilidad.
Eso sí, si te metes en internet solo leerás palabras apocalípticas como “antinutrientes” y si investigas más sobre el ácido fítico verás, como ya has leído en mis correos, que unas veces es un héroe y otras es un villano.
.
Entonces…
¿Qué coj**es pasa con la nutrición?
Pues eso mismo me pregunto yo.
A ver, la nutrición es así.
Muchas veces no sabemos a qué carta quedarnos con un alimento porque por un lado nos produce beneficios y por otro nos mete en problemas.
¿Esto es complejo?
Mucho.
A veces, agotador.
Pero también es maravilloso.
.
Al final, he decidido escuchar a mi cuerpo.
Yo tengo un estómago sensible y algún día, diría que después de la avena del desayuno no remojada ni cocinada, he sentido algo de hinchazón, retortijón o distensión.
También te digo, ha sido muuuuuy leve.
Vamos, que si esa “indigestibilidad” del almidón que provoca el ácido fítico me estuviera metiendo en problemas, los síntomas que estaría teniendo no serían esos y no haría falta poner tanta atención a mi cuerpo porque ya se encargaría mi cuerpo de hacérmelo ver con un altavoz en mano.
De todas formas, he decidido probar y remojar una temporada.
Ya te contaré qué noto.
Mientras tanto, comamos sano y no creamos que nuestro organismo no es capaz de detectar estas cuestiones. Es más eficiente de lo que pensamos en la utilización de nutrientes.
PD - Mañana te compartiré tres recetas con avena. Hay una a la que me estoy aficionando mucho.
Qué complicado es esto de la nutrición. Has conseguido que me entren ganas de comer avena, espero a ver esas recetas.
Vamos Rafa! Pequeños cambios, grandes mejoras.